LOS CIMIENTOS DE UN BUEN ARQUITECTO
Irene Francisca Baños Gómez.
Miembro Asociación Aragonesa de Escritores.
Zaragoza 26 de Noviembre 2013.
Toni, hasta los quince años, había convivido con su abuela paterna Mercedes.
Un día, y de manera repentina, su madre le comunicaba acaloradamente, y a gritos, que volvía a casa con sus padres. Justificaba dicha decisión, aludiendo lo mal educado que estaba, y un sinfín de tropelías…
A partir de entonces, la vida del jovencito, sufrió un cambio drástico y contraproducente.
Estaba siempre sólo, ya que sus padres se ausentaban por sus ocupaciones respectivas, y según el criterio de ambos, su hijo era lo suficiente mayor para valerse por sí mismo.
Toni, en cuanto tenía ocasión, escapaba a ver a su abuela, y en esas incursiones, intentaba averiguar el porqué de la situación. La respuesta que recibía, era siempre la misma. Su abuela, con una gran sonrisa le decía: obedece a tus padres y no olvides lo mucho que te quiero.
Iban pasando los meses, y Toni estaba triste, no conseguía centrarse en los estudios. Echaba mucho de menos a su abuela Mercedes.
Recordaba con gran cariño, los cuentos e historias familiares que le relataba cuando era pequeño, y que hasta los comentarios más insignificantes, a Toni le parecían divertidos. En realidad su abuela era una buena comunicadora, pertenecía a ése grupo de personas que cuando no están, crean un gran vacío. Por otra parte, con su elocuencia, conseguía que su nietecito se evadiera de cargas, y responsabilidades, que también los niños llévan en ésta vida.
Nuestro protagonista, al lado de su abuela, sentía que el mundo funcionaba bien.
Y… seguía rememorando, el aroma de sus bizcochos de mantequilla, el orden y la limpieza de la casa, creando ese ambiente tan agradable, que se consigue cuando hay
pulcritud en el entorno, y sobre todo su carácter pacífico y reconciliador. ¡Cuán diferencia a su madre!, que siempre demostraba, descontento y amargura, mientras su padre se refugiaba en el trabajo, para huir de aquella mujer, que no lograba hacerla feliz.
Nuestro adolescente, pensaba y reflexionaba sobre su amigo David, y un comentario que había hecho, refiriéndose a sus padres: ¡oye!: ¿ qué le pasa a tu madre?”…”
¡ nó quiere a tu padre!. Da la sensación de que le importa un bledo.
Gracias a su abuela, con el tiempo, Toni fue entendiendo muchas cosas, como: la plenitud que siente el ser humano, cuando encuentra su gran amor, ayudado por la fuerza del destino, poderse plantear que existen mundos paralelos, respetar el poder de la mente, que lo que es fácil de hacer, es fácil de romper, que nada es lo que parece, lo conveniente de separar el mundo de los niños, del de los mayores, para no robarles la infancia.
Resumiendo: en todos estos pensamientos, se encontraba la filosofía de Pamela Lyndon Travers, creadora de la famosa niñera de ficción Mary Poppins, y que tantos domingos, había visto esta película con su abuela, en la que se resaltaba, entre muchos valores, la fuerza de la palabra, el trato cariñoso hacia los animales, y el respeto a la naturaleza, ya que todos estamos conectados, y de esta forma podemos entender la UNIDAD.
Con la sabiduría y cariño de su abuela, Toni consiguió unos cimientos sólidos en los que con el tiempo, le permitieron capear y entender mejor ésta vida, y lo más importante ser PERSONA.
De una manera casual, y como tantas veces ocurre a lo largo de nuestra existencia, pasaba Toni, por delante de la puerta del dormitorio de sus padres, oyendo a su padre con la voz rota sollozar, mientras que su madre lo llamaba, “cobarde” y “calzonazos”, a su vez, su padre le respondía suplicante: “por favor, no puedo más”…¿ no comprendes que es mi madre?… Toni entendió, que se refería a su abuela Mercedes. Su madre continuaba diciendo: “A ver… ¿por qué no quiere vender la casa?… podría venir a vivir con nosotros, y ese dinero sería una inyección importante, para nuestra economía”.
Su padre le respondía: “ No me vas a convencer, porque tú, realmente, a mi madre no la soportas, y tardarías un respiro en ingresarla en una Residencia”.
Mercedes sabía perfectamente las intenciones de su nuera, y por supuesto tenía muy claro, que mientras pudiera donde mejor se encontraba era en su casa.
El resultado a corto plazo de éste conflicto, fue el fracaso escolar de Toni, en aquel Curso, y ante la irascibilidad que demostraba hacia sus padres, terminó en el psicólogo.
Cuando Toni cumplió los dieciocho años, de una manera irrefutable, decidió regresar con su abuela. La inmensa alegría que Mercedes sintió, al poder volver a vivir con su nieto, fue inenarrable.
Pasaron los años, y Toni se convirtió en un prestigioso y reconocido arquitecto, y cuidó de su abuela hasta el final. También hay que decir, que no le costó ningún esfuerzo, porque cuando las cosas se hacen con amor, son una delicia.
Siempre la tuvo dentro de su corazón, y mucho habló de ella a sus hijos, definiéndola, como una mujer de apariencia frágil, y que había conseguido una gran sapiencia a través del AMOR AL TODO.
(Basado en un hecho real.)
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